viernes, 29 de enero de 2010

Fiesta de los Tiznados


Fiesta de los Tiznados
Fernando Ángel Soto Vidal

El día 20 de enero, Día de San Sebastián, quien fue soldado del ejército romano y del emperador
Diocleciano, quien -desconociendo que era cristiano- llegó a nombrarlo jefe de la primera corte de la guardia pretoriana imperial.
Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios de
idolatría. Como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de su religión. Fue denunciado al emperador Maximiano, quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.
El santo escogió la milicia de Cristo; desairado el emperador, le amenazó de muerte, pero Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido
Maximiano, le condenó a morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos, se acercaron y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.
Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó con valentía ante el emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y Sebastián le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Murió en el año 288.
En el barrio que lleva su nombre en el poblado de Tepoztlán, se celebra una fiesta con carácter pagano-religiosa, el día 20, es la celebración patronal, y el día 21 se realiza el día de los tiznados, donde la mayoría de la población se cubre con tizne, cara y brazos.


Don Avelino, uno de los ancianos del Barrio, al que se le ve acompañando a los tiznados por las calles y brincando al ritmo de la banda los sones del Chinelo platica acerca de los orígenes de la festividad, en su muy peculiar manera de entenderla:

“Hace muchos años, allá en Roma había guerra, y allí los… el gobierno trataba de matar sus… sus soldados de… de hambre, entonces, San Sebastián se dio cuenta de eso y, él robaba tortillas allá donde les daban de comer, robaba tortillas les iba a dar… a, a dejar a los presos, llegó el tiempo que no se morían, ¿Por qué?, por que él los estaba… aunque sea pura tortilla les estaba dan… arrimando, y el gobierno vio y… ¿que pasa?, ya es tiempo de que se mueran y no se han muerto, alguien de todos los soldados dijo: hay una persona que les está llevando tortillas, les está llevando de comer y le pusieron más vigilancia y se dieron cuenta quién era, el que llevaba de comer, pero San Sebastián también se dio cuenta que ya lo vigilaban y él se tuvo que desertar del gobierno y se fue por allá por los cerros, a esconderse, entonces, pues él quería seguir, digamos… él oía la palabra de Dios, y entonces él quería ser testigo para que… para que otras gentes se dieran cuenta que hay Dios que ayuda y nos protege, entonces a él lo anduvieron persiguiendo, entonces en su pueblo había un carnaval como de estos y él no po… quería bajar para ser testigo de que hay Dios,
”Él llevó la palabra de Dios a ese carnaval, pero se tuvo que tiznar en… de negro para que no lo reconocieran, y de allí por eso es la tradición. Él se presentó en un carnaval con fines de… de enseñar su doctrina, se tuvo que pintar de negro para que no lo reconocieran, por eso es ahora, se sigue esta tradición, que nos pintamos de negro.
”Pues yo cuando era niño ya había esto, no sabría decir desde cuando, por que mis abuelos ya ni ellos sabían, ya ni ellos se dieron cuenta de que año empezó este carnaval de tiznados, así que… y menos nosotros, que estamos más… como quien dice, jóvenes, que ahora ya somos viejitos también, pero cuando fuimos niños no nos dimos cuenta de como empezó, a que fecha empezó, no nos dimos cuenta ya.
”Año con año lo hacemos, hubo tiempos o hubo presidentes que lo querían prohibir esto, ¿porqué?, porque pues puros tiznados y como se lleva ponche, como quien dice, muchos borrachitos, él por eso lo quería quitar.
”Fuimos allá en la presidencia, unos señores grandes, como para pedir permiso, y dijo el presidente que no, que esto que se pierda, por que… por que son puros feos y además borrachos. y ya dijo el señor… el que como el que trataba de pedir permiso, pero no le dieron oportunidad de poder hablar y pedir permiso, entons, lo que se le ocurrió a él decir: Oye Don Beto –así se llamaba el presidente−, pero si no te venimos a pedir permiso, te venimos a avisar que van a venir los muchachos, así que quieras o no, van a venir, y nosotros los vamos a dejar… el presidente nomas dijo: pues si es así, ni modo, que vengan.”


Después de recorrer por la mañana las calles del Barrio, recolectando los donativos que los vecinos aportan para la fiesta –garrafas de bebida, toritos pirotécnicos y hasta efectivo−, acompañados por la banda de viento, los tiznados bajan por la tarde al centro del pueblo, donde al ritmo de los sones de chínelo se realiza un pequeño carnaval, brincando alrededor del zócalo.
A un lado del kiosco, se ubican las bebidas que han sido donadas por los vecinos para la fiesta y que se comparten generosamente con quienes lo solicitan, hay varias clases de ponches con alcohol y aguas frescas.
La fiesta termina con la quema de los toritos y después se retorna a la iglesia del Barrio, donde luego de repartir la merienda entre los numerosos concurrentes, éstos se retiran a sus casas, satisfechos de haber cumplido otro año, con su Santo Patrono: San Sebastián.

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